Aunque usted no lo crea.
Fotografía: Simone Dalmasso/Plaza Pública. Domingo doce de marzo de dos mil veintitrés. El ambiente electoral empieza a dominar la atmósfera del día a día del chapín común. Empiezan a aparecerse todos aquellos politiqueros que han participado en procesos electorales anteriores o en puestos de gobierno, sin importar sus muchas acciones perniciosas que se han ventilado en los medios e incluso en cortes nacionales e internacionales. Toda esa escoria social ha encontrado las puertas abiertas de par en par para inscribirse gracias a un Tribunal Supremo Electoral permisivo, extremadamente miope y tolerante, que les da carta abierta para optar a ser (y en muchos casos volver a ser), una opción del voto guatemalteco. Parece que la meta es que ni uno solo se quede afuera para participar en la contienda y ser garantes del poder ciudadano tomando las riendas del gobierno constitucional. Todos los responsables de esta debacle sistémica van ya subidos en cualquier vehículo electoral que, con u...