Aunque usted no lo crea.
Domingo doce de marzo de dos mil veintitrés. El ambiente electoral empieza a dominar la atmósfera del día a día del chapín común. Empiezan a aparecerse todos aquellos politiqueros que han participado en procesos electorales anteriores o en puestos de gobierno, sin importar sus muchas acciones perniciosas que se han ventilado en los medios e incluso en cortes nacionales e internacionales. Toda esa escoria social ha encontrado las puertas abiertas de par en par para inscribirse gracias a un Tribunal Supremo Electoral permisivo, extremadamente miope y tolerante, que les da carta abierta para optar a ser (y en muchos casos volver a ser), una opción del voto guatemalteco. Parece que la meta es que ni uno solo se quede afuera para participar en la contienda y ser garantes del poder ciudadano tomando las riendas del gobierno constitucional. Todos los responsables de esta debacle sistémica van ya subidos en cualquier vehículo electoral que, con un simbolito u otro (qué más da), representan a la misma cleptocracia cuyo único fin es elegirse o reelegirse prometiendo novedades y cambios, pero solo para que todo en este país disminuido, campeón en los indicadores más indignos como el hambre, la pobreza, la desnutrición, la violencia y la migración, sigan estando en los niveles tan desalentadores de siempre. Todos mienten públicamente, con descaro y alevosía ante las evidencias tangibles e irrefutables de sus delitos, irresponsabilidades e incapacidades. Pero claro, a ciertos personajes que implican un riesgo para el mantenimiento de este estado capturado se les ha negado bajo los más absurdos argumentos la participación en el próximo proceso electoral. Carecer de un simple finiquito, su invalidación o la afirmación de que se ha hecho "campaña anticipada" es suficiente motivo para mover la maquinaria corrupta y evitar inscripciones a toda costa. Pero tener antecedentes penales y policíacos o señalamientos de asociación al narcotráfico no implican ningún obstáculo importante para inscribirse, aunque usted no lo crea.
Poco importan las trayectorias dudosas, los transfuguismos, las gestiones públicas señaladas de actos de corrupción, los impedimentos constitucionales, la escasa o nula idoneidad o las agendas oscuras y los socios en el anonimato que le inyectan capital al esfuerzo electoral de puro delincuente, legal o ilegalmente. Todos son bienvenidos y pareciese ser que la mala fama, la poca capacidad y la avaricia, son garantías absolutas para que el TSE en menos de lo que canta un gallo apruebe inscripciones y siga siendo solapador evidente de la perpetuación de un sistema que, según la apreciación de un estimado compañero, se parece a una película dark de Tim Burton. Tal vez el más burdo ejemplo de esta realidad tan denigrante sea Manuel Baldizón, condenado en Estados Unidos por delitos de lavado de dinero y quien al aceptar colaborar con la justicia gringa logró reducir su pena y así evitar pasar más tiempo siendo huésped distinguido del sistema carcelario del Tío Sam. Dicho más claramente, delató ante la justicia a varios de sus socios en los malos pasos para obtener benevolencia y una libertad anticipada. Baldizón, en un claro ejemplo de su realidad ultra distorsionada y su característica mitomanía, es fanático de darse baños de pureza cuando da declaraciones a los medios, sobre todo cuando en una actitud de auto victimización y hablando de sí mismo en tercera persona, aduce que ha regresado a Guatemala a "dar la cara", pero en realidad sucede que fue deportado por el gobierno norteamericano que le canceló la visa automáticamente al recibir la notificación de la INTERPOL acerca de la orden de captura internacional que le giraron a raíz de los delitos que cometió en Guatemala. Esto no fue ningún obstáculo para que al bajarse del avión del gobierno norteamericano que lo trajo deportado, llegando al final de las escaleras y pisar suelo guatemalteco, se hincara e hiciera un gesto de agradecimiento a Dios, poniendo de manifiesto sus habilidades histriónicas para mentir y fingir. "Habilidades" que me hacen sentir una profunda repulsión hacia él y sus correligionarios. Sí, hoy un delincuente exconvicto de la justicia norteamericana es candidato a diputado en la primera casilla del listado nacional. Mientras los fiscales que investigaron el caso y comprobaron la participación de este y otros delincuentes de cuello blanco están en el exilio, siendo víctimas de casos espurios, difamados y perseguidos por el mismo Ministerio Público al que una vez pertenecieron. Y para ponerle la guinda al pastel cito aquí literalmente parte del texto informativo publicado en la página del U.S. Department of State referente a la designación oficial otorgada a la fiscal general Consuelo Porras: "Estados Unidos ha designado a la fiscal general de Guatemala, María Consuelo Porras Argueta de Porres ("Porras"), debido a su participación en hechos significativos de corrupción. Durante su gestión, Porras obstruyó y menoscabó en forma reiterada investigaciones contra la corrupción en Guatemala con el propósito de proteger a sus aliados políticos y conseguir favores políticos indebidos. El patrón de actos de obstrucción en los que incurrió Porras presuntamente incluyen dar instrucciones a fiscales del Ministerio Público de Guatemala de que desestimen casos sobre la base de consideraciones políticas y destituyan a fiscales que investigan casos sobre actos de corrupción." Sí, para el gobierno norteamericano la fiscal general es una funcionaria corrupta, aunque usted no lo crea.
Los otros personajes que están justamente debajo de Baldizón (o no sé si en el mismo lugar), que han sido autores de diversas ignominias al país y cuyo daño a nuestro futuro aún no se puede terminar de cuantificar son el expresidente Jimmy Morales y su hermano Samuel Morales. Dos payasos al servicio de las mafias incrustadas en el aparato estatal, que han probado las mieles de la corrupción y se han convertido en parte de esa secta de nuevos millonarios que aparentemente han sabido librarse de la justicia y están ebrios de su pseudo poder político. En una movida bastante audaz pero que a la larga demostró tener consistencia, personajes oscuros que fueron miembros de las fuerzas armadas fundaron en las sombras un partido político y lo utilizaron para colocar a estos personajes en la palestra cuando su única trayectoria de roce con el público se desarrolló en el medio "cómico artístico". Productores de uno de los programas más mediocres del horario estelar de la tele-basura guatemalteca, estos comediantes de humor blanco que se disfrazaban de indígenas o garífunas para burlarse de su idiosincrasia hoy son parte de esta mafia y ostentan poder político. Bajaron la vara de las expectativas en cuanto a candidatos presidenciales y hoy es gracias a ellos que cualquier impresentable siente aires de grandeza y en sus momentos de fantasías o sumido en sus vicios, se piensa digno de portar una banda presidencial en el pecho. Será extremadamente gratificante cuando las consecuencias de sus delitos sumados a esa falsa seguridad proveída por la frágil impunidad que han conseguido, les pase la factura y les lleve a sentarse no en otro puesto público sino en el banquillo de los acusados para que rindan cuentas ante un tribunal. Espero ansiosamente que si no es ante la justicia guatemalteca, sea en un tribunal de los Estados Unidos de Norteamérica, donde sus conectes, dinero y mañas no les sirvan absolutamente para nada. Estos payasos que durante su gobierno declararon la guerra a la CICIG con la protección de la fiscal general corrupta de Consuelo Porras, se atrevieron a amedrentar al gobierno norteamericano colocando frente a su embajada los mismos jeeps que le donaron a Guatemala para combatir el narcotráfico. Hoy están buscando más inmunidad siendo candidatos a una diputación en la primera casilla del listado nacional y a la mismísima silla presidencial, aunque usted no lo crea.
Se nos acaba el tiempo. La ciudadanía debe tomar acción y sumarse a la participación activa en política. Aún quedan algunos espacios en donde la partidocracia sucia no ha extendido sus tentáculos totalmente. La lucha será dura y tomará tiempo, pero no podemos rendirnos ante esta difícil tarea. No tenemos más opción, no hay alternativa. Si queremos un futuro digno para nuestros niños, este país debe rescatarse ahora. Hay que seguir con la denuncia, la opinión y la crítica hacia el sistema y promover el despertar de la conciencia ciudadana, pero las últimas excesivas licencias que se está dando la gavilla corrupta incrustada en el gobierno ameritan una respuesta activa. Debemos recordarles a estas personas que se deben al pueblo y que sus jefes directos somos nosotros, aunque usted no lo crea.
Fabricio Ocaña.
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